jueves, 16 de julio de 2009

Ahhhh el desamor!


Comentan en tantos y tantos sitios, que el tiempo y la distancia son como hermanos gemelos, que vas echando de más a quien un día echaste de menos, ¿quién inventó semejante tontería? ¿Por que el olvido se hace tanto de rogar? Porque sabiendo que ya no existes para esa persona, que estás en el más profundo de su olvido, que ya comparte su vida, sus sueños, su felicidad con otra persona, que ya no eres nada, que hasta tu nombre olvidó, cómo se puede seguir amando con todas las fuerzas existentes. ¿Cómo es posible que después de casi un año… aún sea el primer pensamiento del día y con el que sueñas todas las noches?

¿Cómo se olvida? ¿alguien sabe cómo se hace? Intentas mantenerte ocupada, aceptas amistades nuevas, fiestas, viajes, pero siempre, siempre está él ahí… en ese lado de tu corazón al cual nadie puede llegar. El olvido parece esquivo cuando dentro de sí permanece el recuerdo, alimentado por los pensamientos.

A pesar de mi propia experiencia, de las cosas por las que me ha hecho pasar mi corazón, creo fielmente que es imposible que el amor no exista, aunque muchos hayan dejado de creer en él. Aveces siento que soy de las pocas personas que creen en el amor verdadero, en aquel que es para "siempre" me refiero a aquel que dura mientras vivimos, la gente piensa que aquello es falso, una utopía, una fantasía de cuento de hadas. Si bien es cierto que el amor “hasta que la muerte nos separe” ó "fuimos hechos el uno para el otro” no siempre es posible, hay que creer que para nosotros lo es, que nos lo merecemos! creo que por mas duro que haya sido para cada uno de nosotros una situación de estas, hemos aprendido que nadie muere por amor, que es un proceso, un poco largo y doloroso en ocasiones, pero que al final se supera. Sin embargo, olvidar a alguien puede ser tarea imposible si nos aferramos a un imposible.

Amar no es pertenecer al otro… es complementarse, apoyarse mutuamente, completarse.

El amor debe ser recíproco, unilateralmente no funciona porque se generan resentimientos que matan al amor. Y cuando muere el amor, debemos dejarle paso al olvido, para abrir una nueva página y seguir viviendo, muy seguramente hay otra persona con quien podamos compartir nuestras vidas y ser feliz, o tal vez, en algún remoto caso, poder ser feliz en soledad.

viernes, 5 de junio de 2009

¿Quién te valora?


Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.
- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
- ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E... encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.
- Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.
- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
- ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.
- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Cuesta entender o aun mejor poner en práctica este sabio cuento en nuestras vidas, pretendemos que cualquier persona nos entienda y valore, tal vez esto sea pedir demasiado.

Hace ya varios días tenia este cuento para sacar alguna reflexión sobre él, pero hasta hoy no se me había ocurrido nada, ahora entiendo porqué, sencillamente porque no tenía una experiencia propia con la cual relacionarlo, pero hoy es diferente, con propiedad de causa puedo escribir al respecto; muchas veces nos apegamos a un sueño que nunca concluyo, a personas que de una u otra forma solo llegan a nuestra vida por una corta temporada y nos aferramos a la idea de quedar, de permanecer con ellos, cuando ellos mismos se han aferrado a otros y no hay lugar para que nosotros podamos quedarnos, simplemente porque ellos no descubrieron nuestro verdadero valor, pensamos que les habríamos aportado muchísimo, al fin y al cabo somos personas que sumamos, valemos, y tenemos muchas cosas para dar, pero intentamos darle todo eso a la quien nunca lo vio, o sencillamente no le importo, aceptemoslo aveces esa "otra" persona nisiquiera tiene la culpa, es solo que no era la correcta para nosotros, no por eso vamos a empezar a creer que no somos lo suficientemente buenos para alguien, aunque en el momento sintamos que es así.

La cuestión aqui es que hay siempre otras personas que si quieren estar con nosotros, que a pesar de nuestros errores ven más allá de lo que simplemente ven fuera y aprenden a querernos, y no solo eso, nos ayudan a sacar lo mejor de nosotros mismos, suman a nuestra vida ayudándonos a descubrir cosas que no sabíamos que teníamos o que podíamos llegar a ser, debemos dejar de ver hacia esa oportunidad fallida para darnos esa oportunidad, y no olvidar que cada uno de nosotros tenemos que ser justamente esa persona que sume, que da, que ve más a fondo, que para aprender a descubrir el verdadero valor de las personas tenemos que empezar por descubrir el propio.

jueves, 5 de marzo de 2009

Y tu... ¿qué estas viendo?


Hace tiempo, en un lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un cachorro, buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero en el portón de la residencia. Subió lentamente las viejas escaleras de madera hasta que se encontró con una puerta semi-abierta: y se adentró en el cuarto, cautelosamente. Con gran sorpresa, se dio cuenta que dentro de esa habitación había mil perritos más observándolo tan fijamente como él a ellos, y vio asombrado que todos los cachorros comenzaron a mover la cola, exactamente en el momento en que él manifestó alegría. Luego ladró festivamente a uno de ellos y el conjunto de canes le respondió de manera orquestada, idéntica. Todos sonreían y latían como él. Cuando se retiró del cuarto se quedó pensando en lo agradable que le había resultado conocer el lugar y se dijo: " Volveré más seguido por aquí."

Pasado un tiempo, otro perro callejero ingresó al mismo ambiente. A diferencia del primer visitante al ver a todos los congéneres del cuarto, se sintió amenazado, ya que lo miraban de manera agresiva, con desconfianza. Empezó a gruñir; y vio, maravillado, como los otros mil perritos hacían lo mismo que él. Comenzó a ladrarles y los otros también hicieron lo mismo ruidosamente.
Cuando salió del cuarto pensó: "Que lugar tan horrible es este. Nunca regresaré." Ninguno de los canes exploradores alcanzaron a reparar en el letrero instalado en el frente de la misteriosa mansión: "La casa de los mil espejos."

Este gracioso cuento nos enseña que al igual que estos dos perritos, los seres humanos vemos el mismo mundo de forma diferente, lo que para unos es bueno para otros puede ser relativamente malo, y esto se da de acuerdo a lo que cada uno quiere, desea y guarda dentro de si. A veces lo hacemos de forma inconsciente conforme a nuestra experiencia de vida, pero otras veces reaccionamos frente a alguna situación que se nos presenta desprevenidamente de forma agresiva porque hemos guardado dentro de nuestro corazón resentimientos, amarguras, odios y tristezas, sentimos que si alguien se acerca es para reírse o aprovecharse de nuestra debilidad. Otras veces u otras personas reaccionan de forma positiva sin importar los obstáculos que se les pone en frente, esto tal vez porque ya han pasado y aprendido de los anteriores. La pregunta es ¿Qué clase de persona soy o quiero ser? No es fácil cambiar nuestra forma de ser pero estoy segura que de a poco se van logrando grandes cosas y esto es lo que debemos preguntarnos a diario, y darnos cuenta si estamos creciendo como seres humanos, si estamos ayudando a alguien de alguna forma o al contrario, estamos siendo un mal ejemplo.

martes, 27 de enero de 2009

Quiero ser felíz!


Una tarde, hace muchísimo tiempo,
Dios convocó a una reunión.
Estaba invitado un ejemplar de cada especie.
Una vez reunidos, y después de
escuchar muchas quejas, Dios soltó
una sencilla pregunta: "¿Entonces, qué te gustaría ser?”
a la que cada uno respondió sin tapujos y a corazón abierto:
La jirafa dijo que le gustaría ser un oso panda.
El elefante pidió ser mosquito.
El águila, serpiente.
La liebre quiso ser tortuga, y la tortuga, golondrina.
El león rogó ser gato.
La nutria, carpincho
El caballo, orquídea.
Y la ballena solicitó permiso para ser zorzal...
Le llegó el turno al hombre, quien casualmente venía de recorrer el camino de
la verdad, hizo una pausa, y esclarecido exclamó:
"Señor, yo quisiera ser... feliz."

Esta es la respuesta de muchas personas "Quiero ser Feliz" incluso la mía no lo voy a negar, pero lo que no todos saben o se dan cuenta es que la respuesta no esta en ser otra persona, tal vez más linda, con dinero, fama, capacidades etc. etc., y por experiencia propia también lo se, no quisiera estar en los zapatos de nadie más que no sean los míos, con las ventajas y desventajas que eso representa. Para algunos la felicidad es solo una utopía y para otros posiblemente poder tener todo lo que quisieran, si eso fuera así ¿dónde estaría lo interesante de la vida? seria aburrido! o entonces, si nos vamos al otro extremo, ¿cuantas personas que lo han conseguido “todo” son tan desdichadas?; viven escondiéndose temiendo por sus vidas, ó ¿porque otros recurren a drogas e infinidad de vicios?.

Pienso que la felicidad no esta en tenerlo todo y menos al tiempo, es más quizás este muy lejos de llegar a conseguirlo alguna vez ( esta es solo mi opinión personal, puede que me equivoque), pero soy una convencida de que ser feliz consiste en soñar, pensar, crear luchar y vivir por alcanzar metas o propósitos que nos tracemos en la vida independientemente de que lo logremos o no, ¿acaso quienes somos para saber lo que realmente nos conviene o lo que realmente queremos? cambiamos tantas veces de opinión que bueno… hoy queremos algo y mañana quien sabe. Pero creer de corazón que algo bueno va a llegar a nuestras vidas mas adelante lo hace a uno feliz, y más cuando pensamos que lo que hacemos a diario contribuye a que ello pase, por lo menos es tranquilizante saber que hacemos nuestra parte y ya hay quien se encargue del resto, de darnos lo mejor conforme a lo que damos, hacemos y creemos.