Hace tiempo, en un lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un cachorro, buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero en el portón de la residencia. Subió lentamente las viejas escaleras de madera hasta que se encontró con una puerta semi-abierta: y se adentró en el cuarto, cautelosamente. Con gran sorpresa, se dio cuenta que dentro de esa habitación había mil perritos más observándolo tan fijamente como él a ellos, y vio asombrado que todos los cachorros comenzaron a mover la cola, exactamente en el momento en que él manifestó alegría. Luego ladró festivamente a uno de ellos y el conjunto de canes le respondió de manera orquestada, idéntica. Todos sonreían y latían como él. Cuando se retiró del cuarto se quedó pensando en lo agradable que le había resultado conocer el lugar y se dijo: " Volveré más seguido por aquí."
Pasado un tiempo, otro perro callejero ingresó al mismo ambiente. A diferencia del primer visitante al ver a todos los congéneres del cuarto, se sintió amenazado, ya que lo miraban de manera agresiva, con desconfianza. Empezó a gruñir; y vio, maravillado, como los otros mil perritos hacían lo mismo que él. Comenzó a ladrarles y los otros también hicieron lo mismo ruidosamente.
Cuando salió del cuarto pensó: "Que lugar tan horrible es este. Nunca regresaré." Ninguno de los canes exploradores alcanzaron a reparar en el letrero instalado en el frente de la misteriosa mansión: "La casa de los mil espejos."
Este gracioso cuento nos enseña que al igual que estos dos perritos, los seres humanos vemos el mismo mundo de forma diferente, lo que para unos es bueno para otros puede ser relativamente malo, y esto se da de acuerdo a lo que cada uno quiere, desea y guarda dentro de si. A veces lo hacemos de forma inconsciente conforme a nuestra experiencia de vida, pero otras veces reaccionamos frente a alguna situación que se nos presenta desprevenidamente de forma agresiva porque hemos guardado dentro de nuestro corazón resentimientos, amarguras, odios y tristezas, sentimos que si alguien se acerca es para reírse o aprovecharse de nuestra debilidad. Otras veces u otras personas reaccionan de forma positiva sin importar los obstáculos que se les pone en frente, esto tal vez porque ya han pasado y aprendido de los anteriores. La pregunta es ¿Qué clase de persona soy o quiero ser? No es fácil cambiar nuestra forma de ser pero estoy segura que de a poco se van logrando grandes cosas y esto es lo que debemos preguntarnos a diario, y darnos cuenta si estamos creciendo como seres humanos, si estamos ayudando a alguien de alguna forma o al contrario, estamos siendo un mal ejemplo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario